Sal, grasa y su presión arterial: mito y verdad

El área de la salud y la opinión pública, liderada por la prensa, hace décadas están en guerra contra los maleficios traídos aquellos alimentos ricos en sal y grasas. En parte, los argumentos son correctos, pero todavía traen más imperativos como “no haga” o “no coma”, en vez de una educación alimentaria adecuada. Al final, ¿Cuál es la función de la grasa? ¿Qué debemos consumir? ¿La sal es buena o mala para la salud?

Para aclarar estos y otros asuntos sobre el qué comer o qué no y su relación con el surgimiento de determinadas enfermedades como la hipertensión, María José Queiroz de Freitas Alves*,  maestra y doctora de la Facultad de Medicina de Ribeirão, compartió el siguiente artículo. María es especialista en colesterol y presión arterial y actúa con cuestiones relacionadas a la alimentación saludable, la sal y la hipertensión.

Sal, grasa y su presión arterial: mito y verdad

El aumento de la presión sanguínea es una enfermedad crónica llamada “Hipertensión”, con alta tasa de mortalidad en el mundo, no tiene cura y su control se basa en tratamiento medicamentoso y no medicamentoso. En ese segundo tipo de tratamiento es fundamental un cambio en el estilo de vida, o sea, alimentación saludable y ejercicio físico. Con alimentación saludable es posible prevenir y disminuir la hipertensión

Salt and Fat

Sal, Azucar y Grasa (Joel Holiand / The New York Times)

La presión arterial es la fuerza con la que el corazón bombea la sangre por los vasos (venas y arterias). Ella es determinada por el volumen de sangre que sale del corazón y la resistencia que ese volumen encuentra para circular por nuestro cuerpo.

Todo mundo sabe que para que consigamos una alimentación saludable es importante comer de todo u poco, o sea, carnes y huevos, pastas, fríjoles, frutas, verduras y legumbres. Pero, ¿y las grasas? ¿Será que ellas también pueden entrar en una alimentación saludable? Vamos a entender sobre las grasas y descubrir cuáles son sus funciones, sus beneficios y perjuicios.

¿Qué son las grasas y para qué sirven?

Las grasas son substancias que no se mezclan con el agua y que están presentes en casi todos los alimentos y también en el cuerpo humano. Ellas cumplen una función muy importantes en el organismo, como por ejemplo:

-Reserva y fuente de energía: la grasa es un magnífico combustible para las células, después de comer, una parte de lo que consumimos queda guardado en nuestro cuerpo para proveernos de energía a la hora de jugar, correr y estudiar.

– Aislamiento y protección térmica: la grasa funciona como un “escudo protector” contra choques y traumas, además de aislar nuestro cuero contra el frío.

– Transporte de vitaminas: sin las grasas no tendríamos algunas vitaminas esenciales en nuestro cuerpo, como las vitaminas A, D, E, K. Esas vitaminas necesitan de grasas para ser transportadas y absorbidas.

– Función reguladora y formadora: las grasas también son extremamente importantes para las células, pues hacen parte de la membrana celular y también de las hormonas responsables por el control del buen funcionamiento del cuerpo humano.

Bueno, ya entendimos que las grasas son importantes para nuestro organismo, ahora vamos a hablar sobre los tipos de grasas existentes:

– Grasas saturadas e grasas trans son llamadas de grasas malas, pues aumentan el LDL (“colesterol malo”) causando enfermedades cardíacas y placas en los vasos sanguíneos, pudiendo causar infartos, hipertensión, obesidad, etc.

¿Cuáles son los alimentos fuente de grasas saturadas y trans?
Mantequilla, margarina, carnes grasosas, quesos amarillos, pollo con piel, galletas rellenas, productos industrializados, papas fritas, helados, productos empaquetados, entre otros.

– Grasas insaturadas so divididas en poli-insaturadas e mono-insaturadas y son llamadas de grasas buenas, pues aumentan el HDL (“colesterol bueno”), y disminuyen el LDL previniendo enfermedades cardiovasculares.

¿Cuáles son los alimentos fuente de grasas insaturadas?

Peces (salmón, sardinas, caballa, arenque y atún), aceite vegetal como el aceite de soya y canola, aceite de oliva, castañas, aguacate, harina de linaza, entre otros.

Y entonces ¿Qué debemos consumir?

Debemos tener un equilibrio entre las grasas, no exagerando en ninguna de ellas y siempre evitando los alimentos industrializados, debemos dar preferencia a los alimentos naturales.

Y la sal ¿Villano o amigo?

El sodio es una sal mineral que en conjunto con el cloro forma el cloruro de sodio conocido popularmente como sal de cocina. El sodio es adicionado a los alimentos con la finalidad de proporcionar sabor, condimentar y para su conservación.

La cantidad diaria de sal recomendada por el Ministerio de Salud Brasilero es de 5g (2.000mg de sodio) por día. Sin embargo, esa no es la realidad en Brasil, donde el consumo es de cerca de 10g/día, lo que preocupa a los médicos, una vez que el consumo excesivo de sal puede traer diversos problemas de salud, tales como hipertensión arterial.

Por su parte, la sal de cocina no es el “vilano” de la historia. En la cantidad correcta es de gran importancia para el mantenimiento de la homeostasia del ser humano. Además de participar en la regulación osmótica, contribuir con la contracción muscular y la transmisión de impulsos nervosos y de los ritmos cardíacos.

A la sal de cocina se le adicionar el yodo, un mineral de suma importancia para la salud. El yodo participa en la producción de hormonas sintetizadas por la glándula tiroides, las cuales actúan en diversos órganos y sistemas.

Como la presencia del yodo es indispensable, el Ministerio de Salud brasilero optó por adicionarle ese mineral a la sal de cocina, una vez que su uso es en dosis diarias bajas y periódicas por la población.

Concluyendo

Para disminuir los riesgos de adquirir hipertensión debemos basarnos en una alimentación saludable vinculada a una práctica de ejercicios físicos, recordando que existen grupos de riesgos ligados a la genética, etnia, género, enfermedades crónicas entre otros. Y como sabemos, una alimentación adecuada debe contener verduras, frutas, legumbres y alimentos con bajo nivel de grasas, azúcares y sodio. Debemos estar atentos al exceso del consumo de productos industrializados.

Esas prácticas saludables y cambios en el estilo de vida son recomendadas para todos los tipos de personas. No precisamos estar enfermos para cambiar nuestro estilo de vida. ¡Prevéngase!